Los elogios son tan numerosos, tan encendidos, tan merecidos, que se hace difÃcil encontrar ángulos diferentes para el comentario.
Que Messi es de otro mundo ya se sabe, que Xavi tiene ojos en la nuca está anatómicamente comprobado, que la trayectoria de Guardiola como técnico es ejemplar, bueno, quién no está enterado.
Que el juego de posesión del Barça desconcierta y fatiga a los adversarios ya es un lugar común.
Y la próxima vez que escuche o lea una descripción de la vida idÃlica en La MasÃa, que crÃa jugadores tan buenos y tan complementarios, voy a ponerme a gritar en las esquinas.
Lo realmente interesante es preguntarse por qué el Barça fue tan superior al Manchester United en Wembley.
Este blog no pretende saber de ´Úú³Ù²ú´Ç±ô más que el aficionado promedio, de modo que ustedes sabrán perdonar la ingenuidad de estas reflexiones.
Una, que se nos ocurrió con el marcador todavÃa en cero, fue que el planteamiento táctico de Alex Ferguson no funcionaba. Esto invitó a preguntarse por qué.
¿Se habÃa equivocado el viejo maestro?
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En nuestra tertulia del pub, alguien pregunta a Mike, el experto en Man U (quien jura haber nacido prematuramente en un baño del estadio de Old Trafford, en el intervalo de un partido con el Liverpool), quién será el gran protagonista de la final en Wembley.
Mike menea la cabeza, como diciendo "vaya pregunta más ridÃcula."
"¿Messi?" Mueca de disgusto y revoleo de ojos del experto.
"¿Rooney?" No. "¿Chicharito?" No. "¿Valdés?" No. "¿Pues quién?"
-Alex Ferguson, por supuesto.
Nos explica que en este tipo de finales la experiencia cuenta tanto o más que el talento. Y que Ferguson es demasiado viejo y demasiado astuto para caer dos veces en la misma trampa, aludiendo a la final en Roma 2009, que el Barça ganó 2-0, con goles de Eto'o y Messi.
"Y por favor no me digan que ha tenido que pedir consejo a Mourinho para saber cómo jugarle al Barcelona", dice.
Pero si Mike conoce el plan de batalla de Ferguson, se cuida muy bien de darnos los detalles. Dice vagamente que "saldrá a presionar muy arriba, a ahogar la salida del balón". También señala que "serÃa un error marcar hombre a hombre a Messi, porque pierdes a un jugador y es muy difÃcil anularlo."
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Un historiador comentaba recientemente, a propósito de las supuestas peculiaridades sexuales del Mahatma Gandhi, que una medida de la grandeza de los personajes históricos podrÃa ser la lista de sus defectos de carácter.
Esto, que vale para reyes, generales y otros creadores (o destructores) de imperios, también se puede aplicar al ´Úú³Ù²ú´Ç±ô.
Hace 30 años, cuando llegué a Londres, el Manchester United era la sombra del equipo que habÃa iluminado la liga de la mano de Matt Busby.
Era un equipo de altibajos, hasta la llegada, en 1986, de Alex Ferguson.
Desde entonces ha ganado 12 campeonatos ingleses y numerosos trofeos de todo tipo, entre los que se cuenta la Liga de Campeones Europeos.
Por supuesto que los "defectos" de carácter de Ferguson, vistos por un moralista, pueden ser interpretados como "virtudes", desde el punto de vista del aficionado pragmático que quiere ver ganador a su equipo.
El Man U, como el Real Madrid, no contrata entrenadores para dar sermones desde el púlpito, sino para ganar torneos.
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El escándalo de racismo en el ´Úú³Ù²ú´Ç±ô francés y la muerte de Severiano Ballesteros son los temas obligados de hoy.
Lo de Francia forzará, tal vez, un sinceramiento de la cuestión racial en una sociedad y un deporte desgarrados por recientes acontecimientos polÃticos, sociales y deportivos.
(Retomamos el tema unos párrafos más adelante.)
Lo de Ballesteros invita a una reflexión sobre la naturaleza del deporte y del genio deportivo, con una vuelta adicional de tuerca, porque Seve fue algo más que un mero campeón.
Campeones mueren todos los años y no reciben más que un respetuoso obituario. La muerte de Ballesteros, en cambio, provoca otras cosas, toca otras cosas.
Como Pelé, como AlÃ, Ballesteros trascendió su deporte y alcanzó un significado ulterior en otros ámbitos, polÃticos, geográficos y sociales.
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Lo realmente importante, en lo inmediato, es si el Madrid puede remontar ante el Barcelona y llegar a la final del único torneo que parece importar a la afición y la dirigencia blancas.
La empresa no es una quimera: el Barça parece sostenido con alfileres -con jugadores lesionados y una plantilla corta- y Mourinho pelea mejor cuando está acorralado.
Luego habrÃa que ver si el equipo aprieta los dientes y al menos termina con dignidad la Liga, aunque no la gane.
Y finalmente, se verá si el entrenador, de sobrevivir esta campaña, comienza como héroe o renegado 2011/2012.
Pero la situación se ha complicado tanto que es preciso postergar eso por algunos párrafos y hablar en cambio del estado mental de José Mourinho: ¿es un genio, un aventurero o un chiflado? Porque de esto depende la suerte de una de las instituciones más venerables del deporte.
La apologÃa del genio es estruendosa en Madrid y la condena de su perfidia suena más fuerte todavÃa en Barcelona, mientras que la certidumbre de su megalomanÃa ha quedado expuesta recientemente (29 de abril) en un artÃculo de Simon Barnes, un prestigioso periodista inglés.
Básicamente, dice en el Times que al hombre le falta un tornillo.
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