Fábregas y Robinho, cara y cruz del juego
El ´Úú³Ù²ú´Ç±ô inglés, que no descansa a fin de año (¿por qué hacerlo, justo cuando el público lo necesita más?), acaba de ofrecer dos modelos de conducta deportiva: uno, excelso, de Cesc Fábregas; el otro, grotesco, de Robson de Souza, Robinho.
Fábregas hizo de Julio César, generalÃsimo, implacable... !Y pensar que no es titular seguro en el seleccionado español!
Convaleciente de una lesión muscular, ingresó como suplente y en apenas 23 minutos dio peso y dirección al juego del Arsenal, marcando dos goles superlativos; finalmente, tras 27 minutos, debió retirarse por la recurrencia de su lesión en el muslo.
Gracias a su contribución, Arsenal ganó 3-0 al Aston Villa, se adelantó a un rival por la clasificación para la Liga de Campeones y se situó en posición privilegiada para disputar el tÃtulo de la Premier League: a cuatro puntos de Chelsea y dos de Manchester United, con un partido menos jugado.
Lo de Robinho, en cambio, fue vergonzoso, tal vez el peor partido de su vida profesional: al fin, coronó su repertorio de pifias y claudicaciones con una afirmación ridÃcula en su página web, donde se dice que el público lo despidió con un aplauso... que en realidad estuvo dirigido al ingreso de su reemplazante, Craig Bellamy.
El City venció 2-0 al Stoke City y Robinho fue el único de sus jugadores que defraudó la confianza del nuevo entrenador, el italiano Roberto Mancini.