Finalmente se decidieron a hablar del cable telef贸nico submarino, desaparecido de los discursos oficiales y de la prensa nacional desde hace un par de a帽os. Dicen que ya lo est谩n probando pero alertan que no nos hagamos ilusiones porque habr谩 que seguir esperando.
"En la paz como en la guerra, mantendremos las comunicaciones", esa es la consigna oficial del Ministerio del ramo pero su labor ha sido siempre tan deficitaria que el humor del cubano adapt贸 el lema a la realidad, afirmando que "mal tendremos las comunicaciones".
Pero de todos los fiascos el del cable telef贸nico submarino es sin lugar a dudas el m谩s sonado. Sin embargo, el escueto comunicado oficial de la telef贸nica cubana no explica las razones por las cuales la empresa tard贸 2 a帽os en poder hacer las pruebas operacionales.
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Aeropuerto Jos茅 Mart铆 de La Habana, terminal de viajes Habana-Miami, por donde salen la mayor铆a de los cubanos que viajan a los EEUU.
La apertura migratoria de Cuba podr铆a convertirse en un golpe mortal contra la Ley de Ajuste, legislaci贸n estadounidense que otorga residencia a todos los cubanos que pisen el territorio de la Uni贸n, bajo el supuesto de que han huido del comunismo.
Cientos de miles de emigrantes econ贸micos de la isla se establecieron en EE.UU., fundamentalmente en Miami, gracias a una legislaci贸n que presupone que todos son perseguidos pol铆ticos, a pesar de que muchos de ellos regresan a Cuba cada a帽o de vacaciones.
El primero en notar la contradicci贸n fue el ex presidente George W. Bush pero, en vez de adecuar la Ley a la realidad trat贸 de adaptar la realidad a la Ley, limitando los viajes a la isla de los supuestos exiliados y oblig谩ndolos a reducir el env铆o de dinero a Cuba.
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En vano esper茅 que el presidente Obama anunciara la autorizaci贸n para que los estadounidenses puedan viajar libremente a Cuba. La medida ser铆a una respuesta adecuada a la apertura migratoria masiva decretada por La Habana a partir del pasado 14 de enero.
Se convertir铆a en una buena noticia porque marcar铆a el inicio de
intentos serios de acercamiento. No ser铆a una mala pol铆tica probar la
t谩ctica de dar pasos simult谩neos, sobre todo porque ya se ha
demostrado que exig铆rselo solo a una parte no funciona.
Y si finalmente no se logra un entendimiento, por lo menos ganar铆an
los dos pueblos, el cubano que ya tiene derecho de viajar al extranjero
y los estadounidenses que podr铆an recuperar la libertad de visitar
Cuba sin tener que pedir permiso a Washington.
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Cuba es el pa铆s de los rumores, Radio Bemba -la transmisi贸n oral de uno a otro cubano a lo largo de toda la isla- es el medio por el cual
los ciudadanos se informan y a veces se desinforman, de los
acontecimientos m谩s delicados de la realidad nacional.
Desde hace unos a帽os circulan informaciones contradictorias que ponen
en tela de juicio a importantes personalidades del pa铆s en las tramas
m谩s diversas, en las que aparecen desde graves actos de corrupci贸n
hasta pol铆ticos reclutados por la CIA.
"Ya no se puede creer en nadie", me dijo una vieja maestra asustada
por la desviaci贸n de recursos supuestamente ocurrida en varias de las
empresas ligadas al historiador de La Habana, Eusebio Leal, uno de los
intelectuales m谩s respetados dentro y fuera de Cuba.
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El a帽o 2012 termina con una frase de Ra煤l Castro que sintetiza la disyuntiva de vida o muerte de la Revoluci贸n Cubana, hay que eliminar las trabas que frenan las fuerzas productivas. El problema es que esas ataduras son impuestas por las relaciones de producci贸n derivadas del modelo.
Y el modelo cubano, fielmente copiado del sovi茅tico, contiene las mismas debilidades burocr谩ticas que llevaron al socialismo europeo a la debacle, provocando estancamiento econ贸mico, atraso tecnol贸gico y reduciendo la agricultura a niveles m铆nimos de productividad.
Desde el 2008 Cuba intenta abandonar ese camino pero no faltan quienes insisten en poner palos en las ruedas del carro de las reformas. Uno de los m谩s evidentes fue prohibir a los guajiros construir sus casas en las tierras que el Estado les entreg贸.
En Cuba nadie es tan inocente como para pensar que los campesinos podr铆an vivir en las ciudades y viajar -驴con que transporte?- cada ma帽ana a las fincas para trabajar. Adem谩s saben de sobra que los ladrones arrasar铆an cualquier granja deshabitada por las noches.
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