Noruega dej贸 de ser la semana pasada un territorio a prueba de actos extremistas con el poderoso atentado explosivo en el centro de su capital y la masacre en un campamento juvenil en una isla cercana.
Cuando los medios de comunicaci贸n comenzaron a armar sus hip贸tesis sobre qui茅nes podr铆an estar detr谩s de estos ataques casi simult谩neos, la mayor铆a centr贸 sus argumentos en el extremismo isl谩mico.
Todos nos hicimos la pregunta de por qu茅 Noruega y las justificaciones de analistas apuntaron hacia varias razones: porque tiene un contingente militar en Afganist谩n. Porque las autoridades de ese pa铆s recientemente hab铆an acusado a un cl茅rigo musulm谩n extremista. O quiz谩s porque uno de sus diarios reprodujo las controvertidas caricaturas de Mahoma.
Adem谩s -como sugirieron algunos expertos en terrorismo- Noruega era un perfecto "blanco suave", es decir, el extremismo isl谩mico atacaba debido a que nadie lo esperar铆a.
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Una de las ventajas de trabajar en una redacci贸n como la de 成人快手 Mundo, en donde sus integrantes provienen de tantos pa铆ses, es que es f谩cil encontrar colegas que han experimentado en carne propia muchas de las noticias globales que aqu铆 cubrimos.
As铆, todos nos beneficiamos del contexto personal que ellos nos ofrecen sobre historias que de otro modo podr铆an parecernos distantes, o peor aun, poco relevantes para nuestros intereses personales.
Lo digo a prop贸sito del tema de la crisis econ贸mica en torno al euro, y su manifestaci贸n m谩s reciente en Grecia. Algunas veces nos preguntamos si, dado que la audiencia de 成人快手 Mundo es, en su mayor铆a, latinoamericana, deber铆amos dedicar mucho tiempo y recursos a cubrir el comportamiento de esa crisis, tratando de buscar sentido a discusiones que adem谩s est谩n enmarcadas en la jerga 谩rida de los economistas.
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El pasado domingo, por primera vez desde que estoy en Inglaterra, compre un tabloide sensacionalista: la ultima edici贸n de News of the World.
Como con seguridad saben los lectores, ese peri贸dico dominical fue cerrado por involucrarse en lo que parece una campa帽a generalizada de escuchas ilegales, que abarcaban desde celebridades hasta ni帽as desaparecidas. Una actividad que amenaza con agrietar el imperio de Rupert Murdoch.
Pero volvamos a la prensa sensacionalista. No compro tabloides porque tengo profundas diferencias con su manera de hacer periodismo. Desde mi punto de vista, la mayor铆a son mis贸ginos, xen贸fobos y manipuladores.
Por eso, algo que me sorprendi贸 cuando llegu茅 a Inglaterra fue el gran poder pol铆tico que tiene la prensa sensacionalista y el respeto que, muchas veces a rega帽adientes, producen en los periodistas "serios".
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Hace unas semanas escrib铆a en este blog de los editores
sobre el caso de Dominique Strauss-Kahn y lo que no pod铆amos o deb铆amos decir como periodistas de la 成人快手 por razones editoriales y hasta legales.
Cuando escrib铆 esas l铆neas, el entonces director del Fondo Monetario Internacional (FMI), acababa de ser acusado de haber cometido delitos sexuales contra una empleada del hotel donde se hospedaba en la ciudad de Nueva York. La acusadora era una inmigrante africana que trabajaba en el hotel.
Quiz谩s por la fascinaci贸n que en algunos causa la ca铆da de una persona rica y poderosa, parte de la prensa internacional se adelant贸 al resultado del juicio que a煤n no comenzaba y pr谩cticamente conden贸 al pol铆tico franc茅s y bur贸crata internacional.
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