El último cuento de Las mil y una noches
Hemos recibido, por el correo electrónico, el mensaje de un lector habitual, C. H. Benengeli, explicando los antecedentes remotos (así dijo) de lo que está ocurriendo por estos días en y alrededor el Real Madrid.
Has de saber, ¡oh poeta!, que en la noche de los tiempos, en un remoto país, llamado Matrice, o Magrit, había un rey entre los reyes, un ser superior que dictaba tanto la vida como la muerte de sus súbditos.
Cuéntase del rey Schahriar (aunque otras culturas le llamaron Ozymandias), que acostumbraba a gozar de una esposa por una noche y cortarle la cabeza al amanecer, por cuenta de una mala jugada que su primera mujer, ingrata, le hizo con un esclavo del serrallo.
Pero Dios es misericordioso, ya que ese sacrificio cotidiano fue una calumnia y el rey era un modelo de sobriedad en todas sus costumbres.
La víctima que, cada dos o tres meses, era arrojada al Mare Tenebrarum, era el entrenador de turno del club deportivo Real Magrit.
Y hasta esa muerte ritual está en duda, porque el océano tenebroso era, en opinión de Averroes, una imagen poética del exilio y el olvido.
El rey impartía justicia y hacía sus abluciones con diligencia, pero a nada atendía con tanto celo como a los asuntos de su equipo de úٲDZ, que lo devolvían espiritualmente a su niñez, cuando con los hijos de los esclavos jugaba a patear las cabezas de las momias en el Valle de los Muertos.