Un circo medi谩tico
Era un cl谩sico, una final adelantada para muchos. Brasil y Argentina son los eternos rivales sudamericanos y detr谩s de este juego hab铆a un morbo a帽adido...
Brasil buscaba su primer oro ol铆mpico en un deporte en el que ha sido campe贸n mundial en cinco oportunidades.
Argentina defend铆a el suyo, el que logr贸 en Atenas 2004. , le toca enfrentar a Nigeria, un rival importante. "Por algo est谩 en la final", dijo el t茅cnico de la albiceleste, Sergio Batista.
Pero al atractivo hab铆a que a帽adirle m谩s ingredientes: . Dos de los exponentes m谩s internacionales del f煤tbol mundial. Dos caras conocidas aqu铆 y all谩.
Por eso la audiencia local los animaba a ambos. No le iban a Argentina, no le iban a Brasil. Rug铆an de igual manera cuando uno de estos dos famosos tocaba la pelota.
Incluso vi una pareja de espectadores chinos de ambos colores. Ella vestida de azul y blanco, 茅l con los colores de la canarinha. Cada uno con su respectiva bandera, y los dos aplaud铆an y saltaban ante las mismas jugadas. El traje de hincha era s贸lo un disfraz.
Se entiende. Es una oportunidad 煤nica para los locales, pero tambi茅n para muchos otros que amparados con la excusa de un supuesto trabajo, solo fueron a presenciar el espect谩culo.
Pero fue demasiado, en mi opini贸n. Un descaro, quiz谩s. La tribuna de periodistas estaba tan abarrotada que no se pod铆a casi ni respirar.
Gente sentada en las escaleras, en todas ellas, con su credencial al cuello, riendo, tom谩ndose fotos con el campo de fondo. Hablando por tel茅fono, cont谩ndole a sus amigos que estaba en el estadio, que ve铆an en persona lo que otros ten铆an en su televisor. Orgullosos del privilegio.
El partido iba evolucionando y ellos estaban ah铆, sin mirar, sin seguir lo que pasaba. Sin tener ninguna idea de f煤tbol, pero hab铆a que estar ah铆 y ellos pod铆an hacerlo.
Tanto disfrutaban de la fiesta que estaban m谩s pendientes de hacer la ola que de ver quien hab铆a anotado el primer gol de Argentina. Algunos ni siquiera entendieron que el segundo tanto tuvo mismo autor.
Los organizadores estaban como locos. No hab铆a forma de acomodarlos a todos, de controlarlos.
Y en la zona mixta, ah铆 por donde salen los jugadores y uno consigue las entrevistas, val铆a m谩s una foto con el 铆dolo que conseguir una respuesta sobre el partido.
Ah铆 viene uno, ah铆 viene uno. 隆Ja, Tengo la foto! Pero... 驴y 茅ste quien es?
Ve铆a este espect谩culo y me sent铆 algo apenado. Entiendo que ante todo el esfuerzo que significa cubrir unos Juegos Ol铆mpicos todos merecemos alg煤n premio, algo a cambio de todo el sacrificio. Pero si eso afecta el trabajo de otros, no me parece justo.
Tuvimos que salir antes de que el juego se acabara. No pudimos presenciar los 煤ltimos minutos pues hab铆a que ir a hacer una fila para poder tener acceso a la conferencia de prensa.
Y ve铆a sufrir a mi colega del servicio brasile帽o, que adem谩s de tener que contarle la triste noticia a su pa铆s, tuvo que lidiar con este circo.
ComentariosA帽ada su comentario
He le铆do este post varias veces, siempre con la esperanza de encontrar un comentario y hasta ahora, "nada". Me llam贸 poderosamente la atenci贸n esta reflexi贸n suya, porque en un mundo al que parecen importarle poco las esencias, es alentador encontrar un colega que no se deje arrastrar por los circos.
Empleo esta idea para decirle que sus entradas acerca de los Juegos Ol铆mpicos me parecieron muy acertadas.
Desde cualquier escuela de Periodismo, la objetividad y la imparcialidad son reglas sagradas. Aunque la vida demuestre todos los d铆as que muchas veces no existe ni lo uno, ni lo otro, esas son las ordenanzas primeras. Sin embargo, a veces siento que objetividad e imparcialidad se confunden con una frialdad espeluznante. Las entradas de estos d铆as en su blog han hablado de coraz贸n, patria, mala suerte y Dios.
Probablemente, eso sea lo mejor de las bit谩coras, nos permiten parecernos m谩s a los hombres y mujeres para los cuales escribimos. Voto con las dos manos por el Periodismo que logra informar, sin colocarse de un lado u otro; pero tambi茅n voto con las dos manos y los dos pies, por preservar lo que nos hace humanos. Quiz谩s muchos de los colegas que se reunieron en el estadio disfrutaran mucho el f煤tbol, pero estaban all铆 solo por el glamour de la noticia del momento, sin recordar que para miles de seres humanos se trataba de algo m谩s que un partido.