Leo en la prensa europea que los gobiernos de la Uni贸n tardaron decenas de horas en ponerse de acuerdo para levantar las sanciones que pesan sobre Cuba desde el a帽o 2003, a ra铆z del encarcelamiento de 75 disidentes.
Entre mis amigos del viejo continente hay quienes creen que esto "significa darle un respiro a la dictadura" y quienes, por el contrario, se alegran de que Europa "deje de castigar injustamente a Cuba".
Es que los titulares resultan imponentes cuando resaltan que "Europa levanta las sanciones contra Cuba", eso s铆, pocos explican en que consistieron o en qu茅 medida afectaron al gobierno cubano.
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Le铆 en la prensa espa帽ola -estoy en Madrid desde hace un mes- que el gobierno elimin贸 los topes salariales, con lo que muchos trabajadores de la isla tendr谩n mayores ingresos, equivalentes a lo que sean capaces de producir.
El cambio puede implicar un avance en un tema que es, a juicio de muchos, el problema fundamental que enfrentan los cubanos dado que perciben salarios muy por debajo de lo necesario para cubrir la canasta b谩sica.
Un economista cubano me dec铆a no hace mucho que, para satisfacer las necesidades m铆nimas, los ciudadanos necesitan casi US$70 mensuales, lo que equivale a 4 o 5 veces el salario actual de la mayor铆a de la poblaci贸n.
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"Sin la libreta no s茅 lo que haremos para comer", me dice una jubilada que est谩 verdaderamente preocupada desde que el presidente Ra煤l Castro anunci贸 la desaparici贸n de esta subvenci贸n a los alimentos.
As铆, lo que para algunos podr铆a ser un paso adelante es motivo de preocupaci贸n para otros, los que menos tienen, aquellos para los que son muy importantes esos alimentos vendidos apenas a unos centavos de d贸lar.
La "libreta" se vio desde el exterior como un s铆ntoma de fracaso econ贸mico del socialismo cubano. Sin embargo, no siempre esta apreciaci贸n fue correcta, como en todas las cosas hubo momentos y momentos.
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Hace pocos d铆as cuando regresaba a mi casa, al entrar en la rotonda de la Ciudad Deportiva me sorprendi贸 la iniciativa de la direcci贸n de tr谩nsito de hacer una v铆a de acceso directo de la avenida 26 a la avenida Boyeros.
En principio me alegr茅, pero casi al instante me percat茅 de que esta v铆a se hab铆a construido sobre el carril bici que exist铆a all铆, por el cual circulaban de forma segura miles de ciclistas cubanos.
Empec茅 a observar la ciudad y vi c贸mo imperceptiblemente han ido desapareciendo las sendas para bicicletas de las principales calles, todas ellas construidas durante la crisis del transporte de los 90.
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