Varias personas se me han acercado 煤ltimamente para preguntarme por qu茅 no hablo en el blog del embargo econ贸mico de Estados Unidos contra Cuba, una medida que ya se aplica por m谩s de cuatro d茅cadas con graves efectos para la econom铆a nacional.
Recuerdo que en una recepci贸n, Michael Kosak, el entonces jefe de la sede diplom谩tica de los EE.UU. en La Habana, nos explicaba que lo que afecta realmente a la econom铆a no es el embargo, sino las pol铆ticas aplicadas por el gobierno cubano.
"El embargo es s贸lo una excusa", nos dijo el diplom谩tico, y a m铆 se me ocurri贸 la mala idea de preguntarle por qu茅 entonces no levantaban el embargo y dejaban al gobierno cubano en evidencia ante la opini贸n p煤blica.
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Hace unos d铆as un vecino, asiduo lector de todos mis art铆culos, me esper贸 en la puerta de mi casa para, de forma muy delicada, cuestionarme la cobertura que hago sobre su pa铆s, los contenidos e incluso el formato de lo que publicamos.
Pregunt贸 por ejemplo por qu茅 uso pocas fuentes oficiales y por qu茅 algunas veces cuando lo hago no cito el nombre del entrevistado, mientras que si se trata de disidentes publico el nombre completo, e incluso fotos de ellos.
Las preguntas sirvieron para mantener una animada conversaci贸n tom谩ndonos un caf茅, como corresponde entre vecinos. Tuve que explicarle el funcionamiento de nuestro trabajo en Cuba y la relaci贸n que tenemos con las fuentes oficiales.
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"Yo reconozco que en mi pa铆s me hacen un trasplante si lo necesito sin cobrarme un centavo, pero yo no me hago trasplantes todos los d铆as, lo que yo necesito todos los d铆as es el jab贸n, la pasta de dientes y el aceite", me comentaba hace pocos d铆as mi amiga Ema.
Ese razonamiento es el de muchos cubanos que ans铆an poder satisfacer sus necesidades de consumo despu茅s de 20 a帽os de escasez, de colas en las tiendas, de prohibiciones irracionales y de precios inalcanzables.
Todav铆a muchos no se lo acaban de creer, Ema me dice que "empiezo a tener una peque帽a esperanza de que las cosas mejoren" mientras much铆simos de sus compatriotas corrieron a las tiendas a comprar "por miedo a que se acaben los equipos".
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A trav茅s de una amiga intent茅 comprar para el comedor de mi casa unos taburetes (sillas campesinas de madera y cuero) en la ciudad de Bayamo, capital de la oriental provincia de Granma, a 800 km de La Habana.
La operaci贸n fue r谩pida y precisa, ella busc贸 los carpinteros, me envi贸 v铆a email fotos de las sillas, discutimos el precio y consiguieron un cami贸n que me los traer谩 hasta un pueblo de Matanzas donde yo los debo recoger.
Todo parec铆a ir sobre ruedas hasta que tuve que enviar el dinero para pagarlos. Hacer un giro bancario puede parecer una acci贸n simple pero en Cuba hace falta disponer de un d铆a entero para poder realizarla.
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