Para simpatizar con Fernando Alonso conviene haber nacido en Asturias, y m谩s precisamente en Oviedo, porque si viste la luz en Gij贸n ya la tendr谩s dif铆cil.
Es dura, la vida del admirador de Alonso. Como piloto es excepcional, pero junto con la guinda hay que tragarse el jarabe de su mal humor casi constante, sus permanentes quejas sobre los mec谩nicos, los compa帽eros, los rivales.
Tambi茅n es dif铆cil simpatizar con Ferrari, el equipo m谩s poderoso de la F1.
Juntos, equipo y piloto, esta sinergia de humores negativos se hace arrolladora, en particular cuando quebrantan una norma del reglamento para ganar una carrera a expensas de Felipe Massa, el "compa帽ero" de Alonso.
Un breve resumen de lo ocurrido en el Gran Premio de Alemania, en Hockenheim:
Massa marchaba primero, seguido por Alonso. Tercero, apretando, estaba Vettel, con su Red Bull. Alonso, sin poder adelantarse, alert贸 en c贸digo a su equipo de que estaba perdiendo la paciencia: "Esto es rid铆culo", dijo. No hizo falta otra cosa.
Esas tres palabras sirvieron de revulsivo.
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Un se帽or sudafricano, virtualmente desconocido, gan贸 el Open Brit谩nico.
El golf no es el tema de este blog, o al menos no es el tema principal.
En realidad, queremos hablar de la soledad de algunos deportistas. Si lo hacemos a partir del golf es por conveniencia informativa.
El sudafricano Louis Oosthuizen, apodado Shrek (por la brecha entre sus dos dientes m谩s visibles), gan贸 en forma rotunda el Abierto Brit谩nico de Golf, en St Andrews, con una ventaja de siete golpes sobre su perseguidor m谩s cercano.
Pocos conoc铆an a Oosthuizen. A los 27 a帽os, hab铆a participado antes en ocho "majors" o torneos del Grand Slam. En siete de ellos no pudo pasar el "corte" (o sea que debi贸 retirarse al finalizar el segundo d铆a) y en el restante finaliz贸 73掳.
A pesar de sus antecedentes mediocres, el sudafricano complet贸 su victoria con una serenidad admirable.
Mantener la calma ante esos dos farsantes, el 茅xito y el fracaso, es una haza帽a que exige un total aislamiento de las presiones exteriores.
Lo m谩s f谩cil es que la responsabilidad nos ahogue.
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El buen juego y el t铆tulo de Espa帽a, el descenso de Holanda a la agresi贸n f铆sica como recurso de juego, la reaparici贸n de Uruguay en el primer plano y, por supuesto, la consagraci贸n del Pulpo Paul como el comentarista m谩s certero saltan a la vista en el primer balance del mundial de 蹿煤迟产辞濒 de Sud谩frica.
Lo del pulpo es algo m谩s que una broma, ya que su 茅xito, ocho aciertos sobre ocho pron贸sticos, deja en evidencia a los comentaristas humanos, que tuvieron muchos m谩s errores que aciertos.
Tampoco se puede dejar de lado el fracaso de un nuevo intento de Brasil por agregar m煤sculo y "organizaci贸n europea" a su natural genio futbol铆stico.
(A esta altura el Blog de Lalo reconoce que dio a Brasil como primer favorito, seguido por Espa帽a. Tambi茅n cre铆mos, con reservas, en Inglaterra. El nombre de Uruguay ni se nos ocurri贸, y el de Alemania, 煤nicamente por su tradici贸n.)
Tambi茅n sobresale el desconcertante saldo de la campa帽a argentina, cuyo fracaso (fue goleada por un equipo alem谩n al que Uruguay luego le jug贸 de igual a igual) no parece haber disminuido el cr茅dito popular de su incompetente entrenador.
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El periodismo especializado no ha tenido un buen mundial.
Son los gajes del oficio. 驴Cu谩ntos vieron a Italia campe贸n en 2006?
La c谩tedra predijo esta vez una marcha triunfal de Brasil y/o Espa帽a e Inglaterra. Ahora vemos que s贸lo los chispazos de David Villa han mantenido al Bar莽a... ejem, a Espa帽a, en carrera.
La c谩tedra esperaba una nueva frustraci贸n de uruguayos y paraguayos. Nos dijeron que si alg煤n equipo sudamericano, fuera de Brasil y Argentina, pod铆a llegar a cuartos de final, ser铆a el Chile del maestro Marcelo Bielsa.
Tambi茅n se predijo que los italianos y los franceses avanzar铆an hasta cuartos, por lo menos, a pesar de la mediocridad de sus respectivas campa帽as previas.
Hubo coincidencia en que el 蹿煤迟产辞濒 africano se destacar铆a n铆tidamente, por su condici贸n de "local".
Cristiano Ronaldo, Rooney, Messi y Drogba deb铆an iluminar el torneo. 驴Muller, Ozil? Muy j贸venes, muy alemanes.
Y muy pocos, fuera de Alemania, daban dos centavos por un equipo tan joven e inexperimentado como el de Joachim L枚w.
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