Rijkaard tiene el plato lleno, pero si le ofrecen más carne…
Dicen que , el nuevo disparate de un hombre desesperado, Roman Abramovich, en cuya billetera cabe un juego entero de dormitorio y queda espacio para un par de pianos.
Al parecer, Avram Grant, el reemplazante de Jose Mourinho, ya no goza de la total confianza del ricachón del Chelsea, tras su fracaso en ante el Tottenham Hotspur.
¿Y por qué Rijkaard, que apenas puede controlar a los “fantásticos” del Barcelona? ¿Por qué no Juande Ramos, que está haciendo maravillas con un plantel apenas decente a pocos kilómetros de Stamford Bridge?
Cada vez que los diarios mencionan el nombre de Rijkaard como futuro patrón del Chelsea, recuerdan un antecedente que a ellos les parece concluyente: la presencia en el club de Londres de Henk Ten Cate, antiguo ayudante de Rijkaard en el mejor Barcelona, el de las ligas y la Champions.
No hablan, aunque debieran, del reciente altercado de Cate con John Terry, el capitán, cuyo peso en el vestuario es decisivo para cualquier aventura de conducción. Si el puño de hierro no ha dado resultados, de poco valdrá calzarle un guante de terciopelo, que a eso invita el estilo de Rijkaard.
Abramovich se equivoca, claro. Cabe suponer que acierta cuando contrata contadores y obsecuentes, pero la misma fórmula no sirve para futbolistas y técnicos del úٲDZ. Rijkaard no está triunfando en el Barcelona: vive del crédito acumulado hasta hace un par de años, de un periodo dorado en el que tuvo la suerte de que su camino se cruzara con el de un genio, Ronaldinho.
Juande Ramos todavía no ha entrenado a ningún genio, y este es el detalle que debería tener en cuenta Abramovich.
Ramos es un dignísimo ejemplo de la nueva generación de técnicos españoles. Un dato que ilustra la dependencia cultural en que muchos dirigentes españoles viven todavía es que técnicos como Ramos y Rafael Benítez trabajen en Inglaterra, en vez de dirigir al Barcelona y al Madrid.
Ramos no sólo ha devuelto el filo competitivo a un club sumido hasta el pescuezo en una cultura de fracaso: también llama la atención por la meticulosidad de sus métodos, algo poco “español” y supuestamente muy “británico” (o alemán, u holandés).
Marcos Álvarez, el preparador físico de Ramos, ha calculado que a su llegada a Londres el plantel del Tottenham, en su conjunto, tenía un exceso de peso de 100 kilogramos, algo insignificante en el caso de personas de vida sedentaria, pero muchísimo tratándose de deportistas profesionales.
El sobrepeso ya ha sido reducido a 50 kilos, y la resistencia física de los jugadores ha mejorado a la par de su compromiso psicológico, como quedó demostrado durante el partido en Wembley, que terminaron más enteros que sus adversarios.
¿Será capaz Rijkaard de algo semejante en con los multimillonarios del Chelsea? ¿Podrá controlar a Terry, quien estuvo a punto de apalear a Ten Cate, el “adelantado” holandés?
Herman Rijkaard, el hermano de Frank, ha dicho al Times que tiene un contrato por un año más con el Barcelona y que está decidido a cumplirlo (todos los hermanos dicen lo mismo, al parecer).
Hasta aportó una frase muy pintoresca, una joya de la cultura popular holandesa: “Frank puede comer hasta dos o tres bistecs por día, si quiere; no necesita más dinero.”
¿Estás seguro, Herman? ¿Y tú no querrías también una buena porción de carne en tu propia dieta?
ComentariosAñada su comentario
Me parece que pasa igual que en la vida profesional de cualquiera. Muchas veces (aunque no siempre) vale mas la habilidad de "comunicar" los supuestos logros (aunque sean mas bien logros de otras personas o sin las cuales no habrían sido posibles), o "relacionarse" con los superiores para obtener buenos puestos o mayores responsabilidades pero que vienen con más "apoyos" (poder contratar a gente que le ayude a uno).